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Coches One-Off: Cuando el dinero puede comprar (casi) todo.

                              
En los inicios de la industria de la automoción, los coches eran un lujo que solo los más pudientes se podían permitir. No eran considerados como un medio de transporte, algo útil, como hoy en día, sino más bien, un capricho, un juguete para ricos. Por este hecho, los clientes buscaban la máxima distinción con ellos, personalizándolos a su gusto y semejanza. Conforme la industria se fue extendiendo y popularizando, surgieron cientos de marcas, cada una de ellas destinadas a un segmento de público diferente. Pero, lo más usual, sobretodo en las más lujosas, era que solo desarrollaban y fabricaban el chasis y motor del vehículo y después, un carrocero especializado, elaboraba una carrocería a gusto o necesidad del cliente, siempre buscando ese toque diferenciador hacia el resto. Cuando Henry Ford implantó su cadena de montaje y otros fabricantes vieron lo rentable que resultaba esta nueva tecnología de producción, reprodujeron la idea, diseñando y fabricando el coche al completo. No obstante, los fabricantes de los autos más lujosos seguían ofreciendo la alternativa de “vestir a medida” su creación por un especialista.

Si bien esta opción ha llegado hasta nuestros días, conforme se expandió la cadena de montaje, reduciendo costes de fabricación y aumentando beneficios, fue en detrimento, ya que, hasta los fabricantes premium se unieron a esta forma de construir. 


Volvemos al presente. Partimos de la situación de una persona con mucho dinero que pretende adquirir un coche nuevo y busca la exclusividad que se ajuste a su estatus. Tiene varias alternativas donde elegir: Ferrari, Lamborghini o Porsche, entre otras, si busca un deportivo o Rolls-Royce y Bentley, si lo que busca es el lujo más extremo. Pero resulta que, aunque sean marcas prohibitivas para la gran mayoría de la gente, hay un grupo selecto que sí puede comprar dichos vehículos. Incluso si estas marcas sacan series limitadas de alguno de sus modelos, habrá varios afortunados con alguna de esas unidades. No obstante, estos mismos fabricantes ofrecen personalizaciones en su gama, donde el límite lo pone el dinero a gastar por el cliente. Aun así, aunque la unidad este personalizada al extremo, el diseño de ese modelo seguirá siendo “ordinario” entre los consumidores de la marca.


Entonces, ¿qué ocurre si desea comprar un coche tan exclusivo que nadie más pueda tener? Aquí es donde aparece la oportunidad del one-off. Un one-off es básicamente como se construía un coche antaño para las clases más adineradas. La idea es que se toma como base un modelo ya existente en el mercado, generalmente de alguna marca superpremium o constructores de superdeportivos. Sobre la plataforma y el motor, un carrocero especializado o la propia marca, diseña y construye una carrocería a gusto del cliente. A veces se parte de la imagen de un clásico para actualizarlo a hoy, otras es un ejercicio libre de diseño con las referencias del cliente. Aunque un one-off se refiere al diseño, también se puede retocar la mecánica para que sea más potente y/o eficaz.


Aclarar que este planteamiento no se refiere a un tuning individualizado: no se modifican ciertas partes o se le añaden otras a la carrocería, es un diseño completo y único de la misma. Por otro lado, aunque el habitáculo no se suele modificar en exceso debido a la excesiva complejidad que supondría encajar nuevos mandos y funcionalidades con la plataforma base, si se pueden cambiar ciertas partes, como los paneles de las puertas, techo, asientos y algunos mandos de control. Los materiales del interior también son escogidos por el cliente con la forma y textura deseada.


Estos proyectos son extremadamente complicados de llevar a cabo, porque se trata de diseñar y construir una carrocería completa y adaptarla a la base del modelo adoptado, intentando que todas las piezas encajen en el sitio adecuado, incluso modificando el propio chasis y cambiando de lugar elementos de la plataforma, además de ajustar la aerodinámica para no perder coeficiente de penetración o mejorar la estabilidad a altas velocidades y con materiales exóticos difíciles de trabajar. Para este tipo de proyectos, se cuenta con un equipo de varias personas muy especializadas en su ámbito dedicadas en exclusiva al mismo. Asimismo se añaden empresas externas especializadas del sector y, a menudo, se cuenta con diseñadores de renombre en forma de asesoría o colaboraciones.


Los one-off además son sometidos a diversas pruebas en diferentes condiciones de conducción para adaptar el coche al día a día. Igualmente deben ser homologados para uso real según las normativas vigentes del país de destino. Al no considerarse como coche de serie (por debajo de las 20 unidades producidas), ciertas regulaciones no le afectan como las normas anticontaminación o determinadas reglas de seguridad. Con la homologación en mente, aunque el cliente exija determinados materiales o formas para la construcción del exterior y el interior, el poder del dinero no tiene cabida en este sentido, por ejemplo, introducir materiales inflamables o textiles prohibidos por ley (de animales en peligro de extinción) e incluso, que en caso de accidente, puedan resultar potencialmente dañinos para las personas y/o el entorno.


Estos trabajos se demoran en el tiempo por varios años, prácticamente los mismos que se necesitan para el desarrollo de un nuevo modelo de una marca. Ni que decir tiene que, si una persona encarga un one-off a alguna marca o carrocero, debe tener el consentimiento del fabricante del modelo base a tomar, además de que este vela por transmitir los valores de la compañía en el modelo a crear. Pero, las marcas se suelen prestar muy a gusto a este tipo de iniciativas tan lucrativas. Con todo esto presente, este tipo de vehículos son carísimos de producir, solo al alcance de unas pocas personas en el planeta.


Te estarás preguntando cuánto cuesta la construcción de un one-off. Pues depende de lo que el cliente desee o esté dispuesto a pagar, aunque es lógico pensar que, la persona que encarga este tipo de proyecto, no tiene mucha preocupación por el coste del mismo. Antes de responder a esta pregunta, indicar que estos proyectos suelen estar asociados a un gran secretismo, sobre todo por parte del promotor del proyecto, por lo que es difícil saber con exactitud lo que cuestan algunos de estos exclusivos coches. Aunque en otras ocasiones, el one-off es presentado oficialmente al público, dando detalles del proyecto e, incluso, del cliente que ha realizado el encargo, no en vano es raro que desvelen el coste del mismo. Aun así, se comenta que suele arrancar en 2-3 millones de euros hasta donde el cliente quiera gastar, sin contar el precio del modelo cuya base se toma. En ocasiones, no solo se encarga una sola unidad de un one-off, sino varias de ellas, elevando notablemente el coste final de la factura.


Este precio tan elevado también se deriva de que la marca se compromete de forma contractual a no repetir ni copiar rasgos característicos del one-off creado, dejando la exclusivad intacta para el cliente. Esto se explica bien con el caso peculiar de los Ferrari P4/5 by Pininfarina (2 unidades): tras su presentación pública, gustó tanto su diseño que la casa italiana se planteó lanzar una serie limitada de ellos, pero debido al contrato de exclusividad firmado con el cliente y a que no llegaron a ningún acuerdo, se vio obligada a desistir de su intento.


El secretismo comentado también viene impuesto por la idea de que ninguna otra marca copie los trazos o algunas peculiaridades del proyecto. Aparte de que, sabiendo el coste del plan, los clientes quieren, en la mayoría de los casos, proteger su intimidad por motivos de seguridad personal. Un claro ejemplo de este secretismo llevado al extremo es el Ferrari Testarossa F90 Speciale. Hasta su aparición en diversas fuentes 18 años después de su creación, Ferrari desconocía de su existencia. El proyecto se desarrolló con una hermética discreción por parte de Pininfarina y, después de su creación, los coches (se fabricaron 6 unidades) se exportaron al país de origen del comprador, el sultán de Brunei, donde no dieron señales de vida hasta el momento indicado. Por contra, cabe pensar que si los modelos lucen los logotipos oficiales de la marca, algo debería saber esta para no incurrir, cliente y constructor, en una carísima demanda, aunque públicamente Ferrari no lo reconozca.


¿Qué tipo de one-off se suelen construir? Hay de todo. Nos encontramos desde diseños controvertidos como el McLaren X-1 Concept, hasta con auténticas obras de arte rodante como el Ferrari SP12 EC encargado por el músico Eric Clapton. Carrocerías familiares como el Ferrari 456 GT Venice Staton Wagon, shooting brakes como el Aston Martin Virage Shooting Brake Zagato Centennial, sedanes como el Mercedes-Benz S600 Royale, todoterrenos y SUVs como el Bentley Dominator, aunque los que más abundan son los cupés y descapotables.


Como este tipo de proyectos son muy rentables y suelen aportar buena imagen a la marca por lo que un fabricante es capaz de llegar a crear y, aunque cualquier firma acepta estos encargos, algunas han creado departamentos específicos para la construcción de one-off. Es el caso de Ferrari con su Special Projects (FSP),  McLaren con su Special Operations (MSO) y la división One-Off de Aston Martin.


Aunque su número ha ido disminuyendo a lo largo del tiempo, también existen una serie de carroceros o estudios de diseño especializados en estos trabajos. Destacan los italianos Italdesign, Zagato y Pininfarina. Este último es el que más proyectos ha firmado en las últimas décadas, debido a sus exquisitos diseños, su buen hacer y su distinción. Asimismo se podría señalar a Ferrari como la marca que más ejemplares one-off cuenta en su haber. El F12 Berlinetta de la mítica casa italiana es una de las bases más utilizadas recientemente para el desarrollo de piezas a medida: F12 SP América, SP 275 RW Competizione y los F12 TRS (3 unidades) son algunos ejemplos conocidos. Los trabajos realizados por Zagato con Aston Martin son también muy célebres en este sentido, por su diseño de líneas elegantes y poderosas en la mayoría de casos. Destaca la trilogía de los Centennial como tributo a los 100 años de existencia de la casa británica.  Encargados por diferentes clientes, se construyeron con carrocerías cupé, shooting brake y spyder (descapotable).


Hay que diferenciar entre los one-off encargados por los clientes y los que desarrollan las marcas para sí mismas, solas o en colaboraciones con estudios de diseño, aunque estos últimos modelos sería más razonable incluirlos como concepts-cars o prototipos, ya que, aunque puedan llegar a ser funcionales, no están desarrollados para un uso diario o legal en carretera pública. En ocasiones, un fabricante presenta un concept cuyo diseño gusta tanto, que alguien puede encargar la construcción de uno (o varios) one-off con los rasgos del mismo, para uso personal. Es lo que ocurrió con el Aston Martin CC100 Speedster que la marca británica presentó como prototipo funcional por el 100 aniversario de la misma. Su diseño llamó tanto la atención, que se realizaron 2 pedidos por diferentes clientes particulares. Lo inusual de estos encargos fue su precio: se hizo público y la cantidad “solo” ascendía a 600.000 euros por unidad.


En el Concorso d’Eleganza Villa d’Este del año 2017, Rolls-Royce presentó de forma oficial el Sweptail, un one-off creado para un cliente que se hace llamar “mwvmnw” en Instagram, también conocido como “TRSam” (TestaRossaSam o TRS a secas. Sí, los 3 one-off Ferrari TRS basados en el F12 Berlinetta mencionados anteriormente, son también suyos). Rolls-Royce confeccionó un biplaza con una carrocería de inspiración náutica y un gran techo panorámico de cristal que baña de luz al interior lleno de materiales nobles como el titanio y el ébano. El encargo fue realizado en 2013 y su precio no se desveló oficialmente, pero al preguntar al CEO de la compañía este dijo: “-ha sido sustancialmente caro. Podrías decir con probabilidad que es el coche más caro en años… jamás construido-“. Se especula que su coste final supera los 11 millones de euros


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Por Manu Ferrón. Con la tecnología de Blogger.